Cargando ahora

Requisitos según dimensión corporativa: ¿Cuándo es obligatorio tener compliance en tu empresa?

La implementación de sistemas de compliance o cumplimiento normativo en las empresas se ha convertido en un aspecto fundamental para la gestión corporativa moderna. Este componente organizacional varía en su obligatoriedad según diferentes factores, entre los que destaca la dimensión de la empresa, el sector en el que opera y su exposición a determinados riesgos legales.

Compliance empresarial: Conceptos básicos y fundamentos legales

El compliance empresarial constituye un conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptados por las organizaciones para identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan y establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos.

Definición y alcance del compliance corporativo

El compliance o cumplimiento normativo se encarga de identificar, asesorar y monitorizar los riesgos en una organización para garantizar el cumplimiento de la legislación vigente. Aunque inicialmente surgió en Estados Unidos durante la década de los 70, este concepto se ha consolidado en España tras las reformas al Código Penal, especialmente con la Ley Orgánica 5/2010. Su alcance va más allá de los riesgos penales, abarcando el cumplimiento de leyes, reglamentos, convenios, estatutos y contratos que afectan a la actividad empresarial.

Marco normativo actual para programas de cumplimiento

La reforma del Código Penal español estableció la responsabilidad penal de las personas jurídicas, creando así un marco legal que, si bien no hace obligatorio el compliance de manera universal, lo posiciona como la única vía para que una empresa pueda optar por una eximente de responsabilidad penal en caso de delito. Complementariamente, la Directiva Whistleblowing (UE 2019/1937) exige la implementación de canales de denuncia gestionados adecuadamente, reforzando la necesidad de sistemas formales de cumplimiento normativo en determinados contextos empresariales.

Dimensión empresarial como factor determinante para el compliance

La implementación de normativas y controles internos que aseguran el cumplimiento de la legislación vigente, conocido como compliance, varía significativamente según el tamaño de la organización. Aunque el compliance penal no es obligatorio según el Código Penal español, representa la única vía para que una empresa pueda optar por una eximente de responsabilidad penal en caso de delitos. Las empresas sin estos sistemas solo pueden aspirar a atenuantes conforme al artículo 31 quater del Código Penal.

El cumplimiento normativo identifica, asesora y monitorea los riesgos empresariales para garantizar la adhesión a la ley, evitando delitos, sanciones y daños reputacionales. Este concepto surgió en Estados Unidos en los años 70 y se consolidó en España tras las reformas al Código Penal mediante la Ley Orgánica 5/2010. Actualmente, el mercado impulsa la adopción de sistemas de compliance, con muchas corporaciones exigiendo estos programas a sus proveedores y socios comerciales.

Exigencias específicas para grandes corporaciones

Las grandes corporaciones enfrentan requisitos más estrictos en materia de compliance, especialmente en sectores altamente regulados. Las entidades financieras y aseguradoras están sometidas a una supervisión regulatoria rigurosa que prácticamente obliga a la implementación de sistemas de cumplimiento normativo. Igualmente, las empresas cotizadas deben cumplir exigencias de transparencia que hacen indispensable contar con programas de compliance.

La reforma del Código Penal establece la responsabilidad penal de las personas jurídicas, mientras que la Directiva Whistleblowing (UE 2019/1937) exige canales de denuncia gestionados profesionalmente. El Compliance Officer en estas organizaciones asume responsabilidades críticas: diseña e implementa programas de cumplimiento, gestiona riesgos y administra canales éticos. Para estas posiciones se valoran titulaciones en Derecho, Administración de Empresas o Economía, junto con certificaciones reconocidas como CESCOM, CCEP o ICA, manteniendo una actualización constante en materia regulatoria.

Requisitos adaptados para medianas y pequeñas empresas

Las medianas y pequeñas empresas también experimentan presión para adoptar sistemas de compliance, aunque con requisitos más flexibles y adaptados a su dimensión. La carencia de estos sistemas puede limitar oportunidades de negocio, ya que muchas organizaciones exigen compliance a toda su cadena de valor. Las empresas sin estos programas corren el riesgo de quedar marginadas del mercado o verse forzadas a operar con otras entidades que tampoco cumplen, incrementando la exposición a riesgos legales.

Un aspecto relevante para este segmento empresarial es la próxima obligación relacionada con la normativa LGTBI: a partir del 9 de octubre de 2024, las empresas con más de 50 empleados dispondrán de tres meses para negociar medidas específicas en este ámbito. La implementación de planes de compliance permite a estas organizaciones mantener una visión completa de las obligaciones legales aplicables y adaptarse a nuevas normativas, como la ley de protección de denunciantes de corrupción. Las ventajas para este segmento incluyen evitar sanciones, mejorar la imagen corporativa y obtener ventaja competitiva, convirtiendo el compliance en una inversión estratégica que aporta valor a la organización.

Sectores con mayor obligatoriedad en materia de compliance

La obligatoriedad del compliance en empresas ha cobrado gran relevancia en los últimos años, refiriéndose a la implementación de normativas y controles internos que aseguran el cumplimiento de la legislación vigente. Aunque el Código Penal español no establece de manera universal la obligatoriedad de contar con un programa de compliance, existe un creciente impulso del mercado hacia su implementación, y se ha convertido en la única vía para que una empresa pueda optar por una eximente de responsabilidad penal en caso de delitos. Las organizaciones sin estos sistemas solo pueden aspirar a atenuantes según el artículo 31 quater del Código Penal.

El tamaño de la empresa, su sector de actividad y su alcance internacional son factores determinantes para establecer la necesidad de implementar sistemas de compliance. Las grandes corporaciones, particularmente las que operan en múltiples países, deben cumplir con diversas normativas locales, incrementando así la importancia de contar con rigurosos sistemas de cumplimiento normativo que les permitan identificar, asesorar y monitorear los riesgos para asegurar el cumplimiento legal.

Compliance en el sector financiero y bancario

El sector financiero y bancario representa uno de los ámbitos donde la obligatoriedad del compliance alcanza su máxima expresión. Las entidades financieras y aseguradoras están sometidas a una supervisión regulatoria estricta que exige la implementación de robustos sistemas de cumplimiento normativo. Esto responde a la necesidad de prevenir delitos como el blanqueo de capitales, la financiación del terrorismo y el fraude fiscal, entre otros riesgos inherentes a la actividad financiera.

Los programas de compliance en este sector deben abordar aspectos como la gestión de riesgos legales, la protección de datos de clientes, la ciberseguridad y la ética empresarial. Las entidades financieras deben designar un Compliance Officer que diseñe e implemente estos programas, gestione los canales de denuncia internos y garantice el cumplimiento de normativas específicas como la Directiva Whistleblowing (UE 2019/1937), que exige canales de denuncia gestionados adecuadamente. La formación especializada y certificaciones como CESCOM, CCEP o las otorgadas por ICA son altamente valoradas para estos profesionales.

Cumplimiento normativo en industrias altamente reguladas

Además del sector financiero, existen otras industrias altamente reguladas donde el compliance resulta prácticamente imperativo. Las empresas cotizadas deben cumplir con estrictos requisitos de transparencia y buen gobierno corporativo, mientras que sectores como el farmacéutico, sanitario, energético o telecomunicaciones afrontan regulaciones específicas que demandan sistemas de control rigurosos.

En estas industrias, el compliance va más allá de los riesgos penales, abarcando el cumplimiento de leyes sectoriales, reglamentos, convenios, estatutos y contratos. La implementación de programas especializados como compliance medioambiental, de riesgos laborales, anticorrupción, salud pública o fiscal resulta fundamental. Contar con estos sistemas no solo evita sanciones y daños reputacionales, sino que aporta una ventaja competitiva significativa, pues muchas grandes empresas y corporaciones anglosajonas exigen a sus proveedores contar con programas de compliance para establecer relaciones comerciales, convirtiendo esta práctica en un requisito de mercado que puede determinar la viabilidad de ciertas operaciones comerciales.

Beneficios estratégicos de implementar sistemas de compliance

La implementación de sistemas de compliance representa una decisión estratégica para las organizaciones de cualquier tamaño. Estos mecanismos de cumplimiento normativo no solo identifican, asesoran y monitorizan los riesgos empresariales, sino que constituyen una inversión que aporta valor significativo a largo plazo. Aunque el Código Penal español no establece su obligatoriedad universal, los programas de compliance se han convertido en elementos diferenciadores en el mercado actual, especialmente en sectores altamente regulados como el financiero o sanitario.

Las empresas que operan internacionalmente enfrentan marcos normativos diversos que incrementan la necesidad de sistemas robustos de cumplimiento. El mercado mismo está impulsando esta tendencia, con numerosas organizaciones que exigen a sus proveedores y socios comerciales contar con programas de compliance establecidos, lo que puede determinar la capacidad de una empresa para participar en determinados ámbitos de negocio.

Mitigación de riesgos legales y reputacionales

Un sistema de compliance efectivo funciona como escudo protector frente a potenciales conflictos legales. La reforma del Código Penal estableció la responsabilidad penal de las personas jurídicas, convirtiendo al compliance en la única vía para que una empresa pueda optar por una eximente de responsabilidad penal si se comete un delito en su seno. Las organizaciones sin estos sistemas solo pueden aspirar a atenuantes según lo establecido en el artículo 31 quater.

Más allá del ámbito penal, el compliance abarca el cumplimiento de leyes, reglamentos, convenios, estatutos y contratos diversos. Esta visión integral permite a la empresa mantenerse actualizada ante nuevas normativas, como la ley de protección de denunciantes de corrupción o la normativa LGTBI, que desde octubre de 2024 obligará a empresas con más de 50 empleados a negociar medidas específicas. La implementación de canales éticos de denuncia, ahora exigidos por la Directiva Whistleblowing (UE 2019/1937), forma parte esencial de esta estructura preventiva que minimiza riesgos de sanciones y daños reputacionales.

Transformación del compliance en ventaja competitiva

La adopción de sistemas de compliance trasciende la mera prevención de problemas legales para convertirse en un auténtico activo empresarial. Las organizaciones con programas de cumplimiento normativo consolidados proyectan una imagen de transparencia y ética que resulta atractiva tanto para clientes como para inversores. Esta reputación positiva constituye un elemento diferenciador en mercados saturados.

El valor estratégico del compliance se materializa también en las relaciones comerciales. Muchas empresas, especialmente grandes corporaciones y compañías anglosajonas, han establecido el compliance como requisito indispensable para sus proveedores y colaboradores. Las organizaciones sin estos sistemas pueden quedar excluidas de oportunidades de negocio significativas o verse forzadas a operar únicamente con otras que tampoco cumplen estos estándares, asumiendo riesgos adicionales. La figura del Compliance Officer, responsable de diseñar e implementar estos programas, adquiere relevancia estratégica al gestionar elementos que impactan directamente en la competitividad empresarial y en la capacidad de la organización para adaptarse a un entorno normativo cada vez más complejo.